Gobernanza de establecimientos universitarios en tiempos de crisis

Claudio Ruff
Rector de la Universidad Bernardo O´Higgins.

1 septiembre, 2020

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Previo a la pandemia, el país vivió una crisis social que se inició el 18 de octubre de 2019, que se extendió por varios meses y que solo se vio interrumpida por la llegada del Coronavirus. Desde ese período, el sector educación superior se ha visto afectado por la interrupción y ausencia de normalidad de las actividades docentes. Esto obligó a universidades e institutos a tener que adaptar y emplear plataformas tecnológicas para darle continuidad a la función pedagógica.

Esta crisis sanitaria nos sorprendió en pleno inicio del primer semestre de clases. En la generalidad de los establecimientos, el ingreso de alumnos de primer año fue con fecha 16 de marzo y la gran masa de estudiantes antiguos debía hacerlo el día 30 del mismo mes. Y fue justamente entre el 16 y 20 de marzo que las entidades cerraron sus puertas y se vieron obligadas a impulsar la actividad académica de manera virtual.

Para contextualizar, en Chile, el 80% de los ciudadanos toma vacaciones en febrero de cada año. Entonces, el retorno del personal académico y administrativo se produjo el 02 de marzo. Con la pandemia en ciernes, la educación superior activó el “Plan anti-pandemia”. En el caso de varias universidades, éste existe desde el año 2010, cuando surgió el brote mundial de influenza H1N1, por lo que ello dio origen a que se constituyeran los respectivos comités de crisis para revisar los protocolos y ponerlos en ejecución.

Esta histórica alarma sanitaria obligó a las universidades a cambiar su metodología en la educación. Actualmente, la práctica pedagógica está en pleno desarrollo, a través de clases online, utilizando plataformas virtuales como Moodle o Zoom, entre otras. Esto implicó que un número importante de académicos de la educación terciaria, migrara a una nueva forma de realizar la docencia y con una gran batería de herramientas.

Por su parte, para las actividades de investigación, las universidades hacen su mayor esfuerzo en continuar desarrollando la forma en que cada especialista, de manera autónoma, siga liderando sus proyectos. En lo que concierne a los trabajos en laboratorios, los investigadores han debido rotar su ingreso a las instalaciones para que puedan seguir avanzando en sus experimentos, respetando los protocolos sanitarios que se han instaurados por las instituciones.

Durante esta crisis, la investigación juega un rol fundamental para el país, por lo que se ha hecho necesario crear nuevas fuentes de difusión para el financiamiento de proyectos entre la comunidad académica universitaria.

En cuanto al apoyo a los estudiantes, diversas instituciones han puesto a su disposición unidades de conectividad móvil para mejores enlaces que soporten el proceso enseñanza – aprendizaje online, además de equipos computacionales y tablets, entre otros.

Es de particular importancia sumar las actividades de extensión. Durante la pandemia, las plataformas digitales han jugado un rol fundamental para la difusión masiva de las diversas acciones que las instituciones han puesto a disposición de la comunidad, destacando la lectura, el deporte en casa, el bienestar y el medio ambiente.

Para una eficiente y eficaz gobernanza frente a esta crisis -que exige abordar la integralidad de aspectos académicos, administrativos y financieros-, ha sido de gran utilidad el uso de la diversidad de herramientas de comunicación online existentes. Estas plataformas son de rápido acceso, permiten una interacción horizontal entre los participantes, una comunicación sincrónica, compartir documentos y analizarlos en conjunto de una forma aún más expedita que cuando se realizaba en la modalidad presencial.

Un direccionamiento más cercano de la universidad en tiempo de crisis, así como un involucramiento más directo del rector en la cobertura de temas operativos y la participación activa en determinados equipos para abordar situaciones contingentes, constituyen una muy buena práctica, la que impactará positivamente en la gestión institucional.

Para una gobernanza efectiva y eficiente, los rectores, además, deben desplegar funciones hacia afuera de sus instituciones y en su representación; involucrándose, participando y constituyendo equipos de trabajo, acortando las distancias en la estructura organizacional. De esta manera, surge la oportunidad para que colaboradores de nivel operativo puedan interactuar y demostrar sus capacidades para hacer frente de mejor manera a esta crisis.

Hemos tenido que aprender a revisar y tener actualizados los planes de seguridad (a nivel institucional y de los países), dado que los riesgos globales serán más frecuentes de lo que lo han sido en la historia de la humanidad. En particular, en el caso de Chile, hemos vivido entre ocho a diez crisis sanitarias, breves y prolongadas, en los últimos 150 años. En materia de gestión de riesgos, los protocolos de seguridad van a perdurar por mucho tiempo y eso dice relación con aspectos sanitarios y de distanciamientos entre las personas.

Por último, el aprendizaje que nos dejará la llegada de esta pandemia es que debemos ocuparnos de los aspectos emocionales y afectivos de nuestra comunidad, a través de acciones que nos ayuden a identificar los factores de riesgo, implicando una detección oportuna de los cambios emocionales y la habilitación de un verdadero ecosistema de bienestar y felicidad.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Learn Chile.